jueves, 15 de marzo de 2018

70-15-15 contra los guetos educativos

por Julián Ruiz-Bravo


miembro fundador de PLIS. Educación, por favor.




Es el objetivo de este artículo aportar soluciones a uno de los más graves problemas educativos actuales, el llamado gueto educativo o alta concentración de alumnos inmigrantes y de entornos desfavorecidos en unos determinados centros escolares.


     Prácticamente todo el mundo coincide en que los alumnos de centros con alta concentración de alumnos de entornos desfavorecidos, entre los que se incluyen los inmigrantes, obtienen bajo rendimiento académico. Los indicadores internacionales, especialmente los derivados de las pruebas PISA, demuestran que los alumnos de colegios donde más del 25% del alumnado procede de entornos desfavorecidos obtienen bajo rendimiento académico, mientras que los alumnos de entornos desfavorecidos que estudian en colegios con menos alumnos vulnerables, elevan su notablemente su rendimiento. Asimismo está comprobado que los centros públicos y privados ubicados en entornos urbanos consolidados e históricos de las ciudades tienen menos alumnos de entornos desfavorecidos que aquellos, casi todos públicos, ubicados en extrarradios.
     Si este es el problema, la solución parece clara: hay que lograr una distribución equitativa de alumnos de entornos desfavorecidos entre todos los centros escolares. Sin embargo, sociólogos y teóricos de la educación coinciden en que es muy difícil lograrlo si se mantienen criterios aparentemente tan opuestos como el de libertad de elección de centro y el de proximidad.
     Según se articulen el criterio de libertad de elección y el de proximidad, tres son los posibles modelos de elección de centro escolar, el modelo «deszonificado», de naturaleza utópica y totalitaria, que acaba con los guetos acabando con la libertad y la proximidad; el modelo «zonificado», vigente en Baleares, que prioriza la proximidad y, por tanto, favorece la guettificación; y el modelo de «zona educativa única», vigente en la comunidad de Madrid, que prioriza la libertad de elección pero que sigue sin erradicar la guettificación.
     A estos tres modelos, el autor de este artículo propone un cuarto, que cree más eficaz para eliminar la guetificación y que llamará de «zona mixta o de 70-15-15», priorizando en cada centro la proximidad para un 70% de los alumnos y la libertad de elección para un 30%, los de bajo nivel de renta y los de alto rendimiento académico.
     Modelo deszonificado. Es el modelo más radical, con el que sueñan los aficionados al género de la ingeniería social, que, para acabar con los guettos educativos, proponen liquidar tanto la libertad de elección de los padres como el criterio de proximidad, traspasando a la administración la responsabilidad única de repartir equitativamente a los alumnos. Esta solución, de tipo comunitarista, sólo se puede ejercer en dos direcciones, por una parte distribuyendo a alumnos de zonas desfavorecidas en centros de zonas favorecidas y, por otra, distribuyendo a alumnos de zonas favorecidas en centros de zonas desfavorecidas. Siendo de naturaleza radicalmente utópica, es decir, sin anclaje en ningún lugar, su implantación supondría descomunales costes económicos y la insoportable desaparición de la libertad. Como la medida es incompatible con un sistema democrático y sólo posible en estados totalitarios, el autor la desecha sin prestarle la más mínima atención.
     Modelo zonificado. Es el que está en vigor en Baleares y en la mayor parte de las comunidades autónomas, que prioriza el criterio de proximidad frente al de libertad de elección. Diseña un mapa escolar dividido en varias zonas escolares, de tal forma que el derecho de elección no sea absoluto sino restringido a un ámbito territorial, más o menos extenso según el número de zonas en que se divida el territorio escolar. Esta solución, compartida por la mayor parte de sindicatos, partidos y asociaciones de padres de izquierda, consigue lo contrario de lo que pretende, ya que, al concentrarse estos en unas determinadas zonas, lejos de eliminarlos los cronifica, beneficiando de paso a determinados centros públicos y a casi todos los centros concertados ubicados en zonas urbanas consolidadas o históricas, de mayor nivel socioeconómico. Las medidas complementarias que para paliar la guetificación ofrecen los defensores de la zonificación, como la propuesta de institutos-escuela, comunidades de aprendizaje, adscripción de dos o tres escuelas a un instituto, lo único que hacen es obligar a los alumnos a estudiar en sus barrios y a enquistar los guettos.
     Modelo de zona educativa única. Vigente en la Comunidad de Madrid, prioriza la libertad de elección de centro y se complementa, cuando hay exceso de demanda, con el criterio de proximidad, nivel de renta y reserva de plazas para alumnos con necesidades educativas. Este sistema favorece aparentemente la competencia entre centros y el trasvase de alumnos, ofreciendo a las familias de entornos desfavorecidos que lo deseen la posibilidad de educar a sus hijos en centros distantes del barrio donde viven. Sin embargo, los beneficios son limitados, ya que, aunque haya libertad para elegir cualquier centro en cualquier lugar, los centros con más plazas demandadas que ofertadas no tienen más remedio que aplicar el criterio complementario de la proximidad para seleccionar a los alumnos. Si a esto añadimos el coste que supone para una familia de bajo nivel de renta trasladar a sus hijos a un centro elegido pero lejano al domicilio, no tendremos más remedio que concluir que la zona educativa única, como la zonificación, perpetúa de centros guetto en beneficio de ciertos centros públicos y concertados situados en zonas históricas y consolidadas.
     Modelo de zona mixta o 70-15-15. Quien este artículo firma propone un cuarto modelo, que consiste en zonificar el 70% de las plazas y en aplicar zona única al 30%. El 70%, u otro porcentaje considerado idóneo, de las plazas de cada centro se adjudicaría según el criterio de zonificación vigente en Baleares, priorizando la proximidad del domicilio y lugar del trabajo, con criterios complementarios de nivel de renta, número de hermanos, minusvalías, etc. El otro 30%, o porcentaje considerado idóneo, se asignaría, siguiendo el criterio de zona educativa única, a a) alumnos de familias con bajo nivel de renta y, en centros de educación secundaria, a b) alumnos de alto rendimiento académico, grupos que tendrían blindado cada uno un 15% de las plazas. Para favorecer que las familias de rentas bajas se animaran a elegir centros alejados de sus barrios, el modelo debería complementarse con un eficaz servicio de información y asesoría a las familias y con generosas medidas de apoyo económico, como becas de transporte o implantación de rutas escolares gratuitas.
     Esta propuesta de zona mixta o de 70-15-15 intenta hacer compatibles objetivos que los otros modelos no logran armonizar: el servicio de cercanía, la libertad de elección de los padres, la movilidad, la ruptura del determinismo que condena a los alumnos de zonas desfavorecidas a permanecer siempre en centros gueto, la redistribución y equidad y la competencia entre centros para atraer alumnos excelentes.
     Desgraciadamente, el Govern Balear, y el Pacto Illes en el que dice inspirarse para elaborar una futura ley educativa, está demasiado apegado al ineficaz modelo de zonificación y solo es capaz de, para eliminar guetos, imaginar paradójicamente medidas guettificadoras, tales como aumentar las zonas educativas, adscribir a cada instituto, como prioritarias, dos escuelas cercanas, planear institutos-escuela, fomentar que los centros reproduzcan la composición social del barrio y no de la realidad y favorecer iniciativas tipo comunidades de aprendizaje, que actúan en entornos desfavorecidos para que estos sigan desfavorecidos.
Julián Ruiz-Bravo Peña es profesor de Educación Secundaria y miembro fundador de PLIS. Educación, por favor