lunes, 10 de septiembre de 2018

De Berlín a Barcelona (Archipiélago Orwell)


Carlos Serra

Miembro fundador de PLIS. Educación, por favor.

El Mundo, 9 de septiembre de 2018



Las narraciones fantásticas no pueden refutarse en el plano racional. A la hora de deconstruir concepciones totalitarias como el socialismo, el comunismo o el nacionalismo, las arquitecturas míticas inherentes a estas doctrinas son inmunes al análisis crítico por inobjetables. La corrección política o control del pensamiento a través del monopolio semántico del lenguaje ha servido eficazmente para regenerarlas, motivo por el que gozan de amplia simpatía y son resistentes en el terreno político, a pesar de estar sostenidas por auténticas apologías del odio, antropologías etnicistas y patologías psiquiátricas.



Superan también el terreno de los hechos, lo que las convierte en postulados definitivos que se juzgarán invariablemente por sus objetivos y por la bondad de sus intenciones, nunca por sus resultados y jamás por el reguero de sangre que dejan. Así, el rostro deformado por una máscara incorporada hace siglos desde mitos fundacionales hace de ellas un espejismo eficaz de legitimación moral, no en el plano de las ideas sino en el emotivo-espiritual.
En particular, el nacionalismo, de cuyo núcleo doctrinal surge también el nazismo, no invalida en la actualidad las mismas tesis raciales arraigadas en Europa hasta la Segunda Guerra Mundial, sino que, manipulando el lenguaje, mantiene su vigor pasional para continuar seduciendo a una parte de la población, aquejada de regresión narcisista con fantasía persecutoria.
La doctrina nacionalista ya no tacha al extranjero de contaminante, aunque siga creyendo en el principio biologista de desigualdad entre razas defendido por el nacionalsocialismo alemán, sino que oculta esa pulsión tras la fórmula de la defensa de la identidad cultural o derecho a la diferencia: misma raíz, idéntica doctrina, distinto envoltorio conceptual. De igual modo, el concepto de cultura enmascara ahora el de raza y el darwinismo social implícito se desarrolla y consolida a través de las políticas de inmersión lingüística obligatoria, diseñadas para evitar la promoción social de familias humildes que, junto a la inmigración, permitirán a la alta burguesía nacionalsocialista catalana perpetuar su rentable y eugenésico lebesnborn particular.
Francisco Oya, profesor de Historia en el IES Joan Boscà de Barcelona, expedientado por la Generalidad por enseñar a sus alumnos la raigambre racialista del catalanismo con textos de Pompeu Gené o Prat de la Riba, permanece alejado de las aulas. Jordi Cantallops, inspector de educación en Barcelona, expedientado tras revelar a este diario el adoctrinamiento estructural en las aulas catalanas, tampoco se ha incorporado al trabajo.
¡Heil, Torra!