El equipo rectoral sigue dando alas a los intolerantes al suspender la presentación de un libro aduciendo “razones de seguridad”.
Eco en Crónica Balear
Palma, 8 de abril de 2022
PLIS Educación Por favor lamenta la inacción del Rector frente a los radicales,a pesar de que alega que la “UIB es y debe ser un espacio de reflexión, pensamiento libre y crítico y de libertad de expresión” cuando es incapaz de garantizar que lo sea, plegándose a unas docenas de inquisidores vociferantes que pretendían amedrentar a quienes no piensan como ellos. De hecho, parece que lamentablemente lo han conseguido con el rector. Para PLIS Educación Por favor, el equipo rector de la UIB hace un flaco favor a lo que dice defender, la libertad de expresión y la neutralidad ideológica, cuando por cobardía cancela los actos que los partidarios woke (o de la cultura de la cancelación) quieren cancelar. Los principios no sólo se defienden de boquilla, como hace el equipo rector de la universidad balear, hacerlo a veces supone un precio que al parecer algunos no están dispuestos a pagar.
El pretexto alegado por el equipo rector de la UIB para suspender la presentación del libro Nadie nace en un cuerpo equivocado de los académicos José Errasti y Marino Pérez, la supuesta “imposibilidad de garantizar las condiciones de seguridad”, cae por su propio peso al comprobar que el libro sí se pudo presentar sin ningún problema en una céntrica librería de Palma.
Desgraciadamente, la universidad balear en demasiadas ocasiones ha aceptado el chantaje de radicales y canceladores de todo pelaje y condición que campan a sus anchas ante la dejadez, incluso el apoyo cobarde de los últimos rectores presos del pánico a enfrentarse a ellos. En el paisaje del campus pueden aparecer pintadas a favor de separatistas [o FRAP] sin que se proceda a su limpieza inmediata.
La Universidad, tal como dice el comunicado del propio rectorado, es el lugar donde las ideas y las razones deben someterse a debate y confrontación, especialmente, aquellas que resulten polémicas y críticas con el pensamiento dominante. Es por ello que aceptar la conducta de los manifestantes de ayer, coartando la legítima libertad de expresión y divulgación científica, convierte en penosa la pasividad del rector. Ante todo está el deber de defender la verdad y un bien tan preciado como la libertad de pensamiento y de expresión. No defenderlas supone que la corrección política dominante y la intolerancia terminan adueñándose de un territorio que por esencia les debería ser hostil.