martes, 8 de julio de 2014

Plis Educación, por fin

Gregorio Delgado del Río, Catedrático de Universidad y abogado, en Última Hora el día 8 de julio de 2014.


Todo el mundo sabía, desde que estalló el conflicto educativo, que la solución al mismo no vendría propiciada por la Asamblea de Docentes. Ésta aglutinaba voluntades ajenas al más elemental sentido común educativo. Poco positivo, por tanto, cabía esperar procedente de ella. Los iniciales apoyos mediáticos, institucionales, clericales y personales hacían temer lo peor. Eran evidentes su carácter político radical, su compromiso nacionalista y su faz totalitaria. Todo ello - y mucho más - se ha visto confirmado con creces a lo largo del curso. 

Como en tantas otras cuestiones, pensé que la posible y necesaria solución - si, por fin, aparecía - surgiría de la mayoría social, de la mayoría del colectivo de padres y profesores, de esa mayoría de sentido común - generalmente, silenciosa y poco activa - que, dada la trascendencia de lo que estaba en juego, en algún momento decidiría salir a la plaza pública, dar un paso adelante, estructurarse de modo orgánico y participar, con voz propia, en la mejora del sistema educativo. Por fortuna, así ha sido. ¡Bienvenido sea tal empeño!

Ante el silencio obsequioso de ciertos medios - detalle altamente significativo -, debemos proclamar muy alto que, en contraste con lo que hemos padecido y padeceremos en el próximo curso, PLIS. Educación pretende eliminar de las aulas el adoctrinamiento, la ingeniería social, las banderías, la propaganda política, la manipulación e instrumentalización, el pensamiento único, el sectarismo. Es evidente que, para la AD, "la prioridad de la educación ya no es la educación, sino la política". ¡Vaya aberración! ¡Ojo al Cristo! Las consecuencias las hemos visto en otros lugares. No seremos la excepción.

No es extraño, por tanto, que "se haya pasado de tener un objetivo pedagógico, donde el alumno era el protagonista, a perseguir un objetivo político donde se defiende el territorio, la bandera y la lengua". ¡Política, política y más política! ¿Qué tiene que ver todo eso con la escuela? Esperemos que la reacción social en contra se consolide definitivamente.

Es evidente, por otra parte, la dificultad extrema que encierra el empeño. Se les declarará "enemigos" a batir, y serán objeto de toda clase de obstáculos, de trampas, de coacciones, provenientes del obscuro mundo del radicalismo de izquierdas y del nacionalismo. No encontrarán el eco que debieran en ciertos medios de opinión. Pero nada de todo eso importa demasiado cuando se tienen las ideas claras, la seguridad en uno mismo y la voluntad firme de servicio. Fuera cualquier complejo, a trabajar y suerte.