jueves, 3 de julio de 2014

¿Por qué nuestros estudiantes están tan mal preparados? (1)

LA INGENIERÍA SOCIAL.
BUENOS CHICOS ANTES QUE BUENOS ESTUDIANTES

Es intención del Grupo PLIS detectar, en una serie de artículos, las causas del deterioro de nuestro sistema educativo que, año tras año, se muestra incapaz de convertir a los niños que recibe en Primaria en jóvenes académicamente preparados.
Detectamos las causas del fracaso educativo español en el propio sistema educativo, con sus leyes orgánicas LOGSE y LOE, en el acrítico ejercicio profesional de los docentes y en las teorías psicopedagógicas dominantes. Sin duda, existen causas externas, pero no son relevantes. No sólo diagnosticaremos, también daremos nuestras soluciones.

Empezaremos por la patente intención de las dos leyes orgánicas citadas, LOGSE y LOE, de conseguir la cohesión social, de convertir la escuela en el lugar de los buenos chicos y no de los buenos estudiantes, en el lugar idóneo para construcción de una utopía, dando por supuesto que el mundo es erróneo y que la educación debe servir para corregirlo.
Basta leer los primeros artículos de la LOE para comprobar que el sistema educativo español ha descansado en la pretensión, o ilusión, de la cohesión social. De los diecisiete principios generales educativos del artículo 1 y de los once fines generales educativos del artículo 2, sólo hay un fin inequívocamente instructivo, dirigido a los buenos estudiantes, el fin h), colocado en oscuro y vigésimo quinto lugar. Dice así: «La adquisición de hábitos intelectuales y técnicas de trabajo, de conocimientos científicos, técnicos, humanísticos, históricos y artísticos, así como el desarrollo de hábitos saludables, el ejercicio físico y el deporte».
Los veintisiete principios y fines restantes, de cohesión social, se dirigen, en cambio, a los buenos chicos. El fin e) es el más claro de todos: «La formación para la paz, el respeto a los derechos humanos, la vida en común, la cohesión social, la cooperación y solidaridad entre los pueblos así como la adquisición de valores que propicien el respeto hacia los seres vivos y el medio ambiente, en particular al valor de los espacios forestales y el desarrollo sostenible».
Y la cosa sigue igual cuando se enumeran más adelante, en los artículos 16, 17, 22, 23, 32 y 33, los principios generales y objetivos de la Enseñanza Primaria, Secundaria y Bachillerato.
No rechazamos que la escuela pueda mejorar, o empeorar, quién sabe, la sociedad, lo que rechazamos es que la pretensión de mejorar la sociedad, o de empeorarla, quién sabe, se convierta en la marca distintiva de la educación, por encima del objetivo relevante, que no es otro que la transmisión-aprendizaje de conocimientos, habilidades y competencias, es decir, lo que siempre se ha llamado INSTRUCCIÓN.
Una escuela debe funcionar de distinta manera a como funciona una ONG, porque no es una ONG, hay que decirlo claro y alto. Si lo relevante, la instrucción, se considera consecuencia de algo no relevante, como la cohesión social, nunca se conseguirá el éxito escolar, por la sencilla razón de que se construirá un edificio educativo ignorando los verdaderos cimientos. El cometido de los profesores no es mejorar el mundo, es, otra vez hay que decirlo claro y alto, convertir a niños en buenos estudiantes y luego en buenos ingenieros, físicos, mecánicos, matemáticos, filósofos, profesores, historiadores. Y sólo la buena instrucción, que tiene como inherentes los valores del esfuerzo, la voluntad, la ilusión, el contraste de ideas, la argumentación, el trabajo en equipo, la tolerancia, podrá generar el respeto a los demás, es decir, la cohesión social.
Los grandes movimientos educativos de finales del XIX y principios del XX, como la Escuela Libre de Enseñanza y la escuela republicana, que perseguían la universalización de la educación, siempre consideraron la excelencia de la instrucción como el único camino para conseguir cohesión y justicia social. Nunca se plantearon invertir el orden lógico de las cosas. Han sido, más tarde, los movimientos educativos comprensivos e inclusivos, dominantes en Europa durante la segunda mitad del siglo XX, los que, al anteponer la cohesión social a la excelencia, han acabado con el hermoso sueño, porque ni han conseguido buenos chicos -sigue habiendo indisciplina, absentismo, insolidaridad, acoso, machismo- ni han conseguido buenos estudiantes, como muestran las periódicas evaluaciones externas internacionales PISA, PIRLS o TIMMS.
Urge, por tanto, y esta es la propuesta de PLIS, ordenar y jerarquizar los fines, principios y objetivos educativos. Colocar en primer lugar, por ser distintivos, los instructivos y de autonomía intelectual. En segundo lugar, los de cohesión socio-educativa, consecuencia de los instructivos. Finalmente, los de la cohesión social, consecuencia de los anteriores. En definitiva, buenos estudiantes, antes que buenos chicos.

Artículo de Julián Ruiz-Bravo, Olga Ballester y Carlos Serra (PLIS Educación, por favor)


Publicado en El Mundo Baleares el día 30/06/2014.