por Julián Ruiz-Bravo, secretario de la Asociación de Profesores PLIS. Educación, por favor.
Parecerá exagerado comparar a la Asamblea de Docentes con
el sindicato mejicano CNTE, una escisión del SNTE o Sindicato de Profesores de
Méjico, que, con tal de evitar que se evalúe a los profesores en aplicación de
una ley aprobada por el Congreso y Senado en diciembre de 2012, con 360 votos a
favor, 51 en contra y 20 abstenciones, mantiene desde hace tiempo una huelga
indefinida, monta barricadas, ocupa de forma permanente espacios públicos,
corta calles, organiza algaradas, intimida a los disidentes de forma
contundente, además de haber querido boicotear las últimas elecciones federales
y locales mejicanas del 7 de junio de 2015,
a las que califica como una farsa e “invención” del capitalismo
Pero el hecho es que, sin alcanzar, por ahora, el grado
de violencia de la mejicana CNTE, la Asamblea de Docentes de Baleares comparte
con ésta la esencia, es decir, los siguientes rasgos de identidad: esgrimir,
como principal argumento-fuerza para sus reivindicaciones, que el poder debe
renunciar a controlar a los funcionarios, ya que éstos son indispensables para
el funcionamiento del Estado; exigir, por tanto, que el trabajo de los
profesores no sea evaluado; defender, por tanto, privilegios laborales que el
sector privado no alcanza ni a soñar; utilizar, por tanto, la función pública,
no para el bien común, sino para conseguir el poder sin concurrir a elecciones;
negarse, por tanto, a aplicar leyes educativas por muy democráticamente que
hayan sido aprobadas en parlamento nacional o regional; declarar, por tanto,
que sólo se aplicarán leyes educativas que les interesen; convocar, por tanto, huelgas políticas ilegales, ajenas a
intereses laborales; escarnecer, por tanto, y ridiculizar a las autoridades
educativas; y, por tanto, amedrentar a profesores y directores que no sigan sus
instrucciones
¿Es casualidad esta coincidencia? No hay que ser
ingenuos. Hay ya tradición en España de imitar estrategias de agitación a la
cubana y a la venezolana. En este caso, la Asamblea de Docentes actúa a la
mejicana.
Demostremos
la mejicanización.
La
oposición de la Asamblea de Docentes al trilingüismo del TIL ha sido y es
exclusivamente política, sin presencia de reivindicaciones laborales, queriendo
suplantar al parlamento autonómico en la elaboración de las leyes y utilizando
los claustros de profesores como palancas de boicot a normas que no comparten.
La
Asamblea de Docentes anima constantemente a los claustros y a los consejos
escolares a sobrepasar el marco legislativo y a ejercer competencias que la ley
no le adjudica, con el objetivo de paralizar la administración; tal es el caso
de instruir a claustros para que hagan declaraciones contra leyes orgánicas,
para que se nieguen a aprobar cualquier
proyecto lingüístico en el marco TIL y para que impidan cualquier
distribución de las tres horas de libre disposición nacional.
La
Asamblea de Docentes se niega a que se pueda evaluar la labor de los profesores
y prefiere mantener a la sociedad a oscuras en cuanto a los resultados
académicos de los centros escolares. Ésta ha sido la estrategia descarada de
convocar una huelga que impidiera la realización de las evaluaciones externas
LOMCE de tercero de Primaria y la posterior publicación de los resultados
obtenidos por centros. Esta huelga, además, ha coincidido sospechosamente con
la filtración y divulgación de las pruebas LOMCE de tercero de primaria, filtración
que la Asamblea de Docentes ha celebrado por todo lo alto.
La
Asamblea de Docentes escarnece repetidamente, más allá de la libertad de
expresión, a las autoridades educativas que todo funcionario debe respetar. El
caso de los retratos invertidos de la Consellera de Educación, señora Camps,
repartidos por todos los centros, es un buen ejemplo.
La
Asamblea de Docentes ha convocado una huelga indefinida de los cien años,
claramente política, sin reivindicaciones laborales y, por tanto, ilegal.
La
Asamblea de Docentes no duda en intimidar a todo aquel que se atreve a disentir
y a no seguir sus instrucciones, hasta conseguir que sólo los partidarios de la
Asamblea de Docentes puedan tener libertad de expresión. Ejemplo palmario es el
acoso y derribo a la actual directora del IES Binissalem y los calificativos de
“mercenarios, asesinos y francotiradores” que el portavoz Miquel Àngel Tortell
aplicó en Radio Bellver hace apenas un año a quienes defendían el bilingüismo
en la escuela.
Y,
por último, la Asamblea de Docentes comparte con la CNTE
su odio a la democracia representativa, a la que dedica el malvado
nombre de capitalista, y apuesta decididamente por utilizar las aulas y a los alumnos
como lugares de preferente adoctrinamiento
ideológico.
¿Se
ha de tolerar que los profesores de la Asamblea de Docentes lleven enormes
sombreros mejicanos sólo para ocupar todo el ancho de la calle y expulsar de la
acera a los cabezas lisas?