
En el debate educativo español existe cierta obsesión con la ESO
que genera el riesgo de subestimar otros problemas, en particular la
Educación Primaria (y la Infantil). Puesto que la ESO culmina el periodo
obligatorio, ahí se concentra el "fracaso", ahí se bifurca a los
alumnos y ahí se anuncia el "abandono", sin contar con las cantinelas
sobre la caída del nivel, la crisis de autoridad los dramas de la
adolescencia. Los propios alumnos que
fracasan o
abandonan,
cuando se les pregunta,
suelen explicar que fue en la ESO donde tiraron la toalla (ojo: no
donde comenzaron sus problemas, sino donde renunciaron a resolverlos).
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