lunes, 16 de julio de 2018

Religión sin cruces (Archipiélago Orwell)

Carlos Serra
El Mundo, 16 de julio de 2018


LA IZQUIERDA necrófaga considera los valores cristianos barrera inconciliable con la democracia, de ahí que priorice la persecución de la asignatura de Religión Católica en las escuelas como respuesta a esta obsesión doctrinal que se renueva periódicamente con cada asomo de proceso electoral. En su guerra declarada a toda transmisión cultural entre generaciones, la progresía de centro-izquierda-derecha obvia que el cristianismo no sólo es la base esencial de nuestra cultura española, europea y occidental, sino también el primer acervo de creencias en la historia que defiende la igualdad de todos los seres humanos, sin distinciones y de manera incondicional.

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La labor de zapa para desustancializar la Religión Católica, anticipo de su declive y definitiva desaparición de los planes de estudios de la enseñanza pública, ha correspondido también a sus consignatarios naturales y colaboracionistas involuntarios del derribo: los maestros de Religión.
Por motivos que responden a criterios de selección natural, el mantenimiento del precario puesto de trabajo del «personal laboral» responsable de la enseñanza de la Religión Católica en las escuelas (que no son todopoderosos funcionarios blindados en derechos) ha pasado, en muchos casos, por una renuncia instintiva a impartir el programa oficial de la asignatura, permutado por alternativas más comerciales y adaptadas a la sociedad de consumo: yoga, mind fullness, valores del complejo occidental (multiculturalismo, oenegeísmo...), etcétera. De este modo, los maestros y profesores de Religión Católica se han concedido un indulto (letal) a sí mismos haciendo de esta disciplina una asignatura fácil de aprobar sin esfuerzo y sin la onerosa carga de contenidos propios de un currículum exigente, en armonía con la nueva pedagogía enemiga del esfuerzo, con el objetivo no tanto de enseñar cultura religiosa como de mantener una cartera de estudiantes que garantice una complicada estabilidad laboral.

La cultura religiosa cristiana ya no es transmitida ni por especialistas con certificado de idoneidad religiosa que, temerosos de despertar inquinas ideológicas, silencian en sus clases a los miles de cristianos ejecutados cada año por sus creencias religiosas, pero imparten clase entre paredes engalanadas con cutres y espúrios carteles de «cultura para la paz», con vergonzantes faltas de ortografía que nadie corrige, revelando la abyecta hipocresía del apostolado de la educación en valores. Entretanto, la no derogada LOMCE delega en la Comisión Islámica la determinación del currículum de la enseñanza del Islam en las escuelas.