El plan piloto ofrecido por el gobierno balear es un fracaso, pues la voluntad de los padres es suplantada por la voluntad de los profesores y directores
Valencia ha demostrado que cuando hay voluntad política la ley puede acabar con la inmersión obligatoria
Palma, 11 de marzo de 2025
El parlamento valenciano aprobó, un año después de las últimas elecciones, en junio de 2024, la ley de libertad educativa (véase resumen) que permitía a los padres elegir la lengua base o principal de enseñanza, para impartir en ella del 50 al 60 por ciento de las áreas de conocimiento en primera enseñanza (infantil y 1º y 2º de primaria) y del 47,5 al 52,5 por ciento en el resto de primaria y secundaria. Recientemente, del 25 de febrero al 4 de marzo, en aplicación de la ley, se permitió a los padres elegir la lengua base, sin producirse, a pesar de intentos de manipulación por docentes nacionalistas, desórdenes ni altercados significativos.
Por el contrario, el gobierno balear, preso del pánico a molestar a los nacionalistas y a sus tentáculos bien subvencionados, a pesar de compartir con el gobierno valenciano, del mismo color político, el objetivo teórico de una enseñanza bilingüe, no ha acometido no solo ninguna reforma legislativa sino tampoco ninguna modificación de orden, resolución o instrucción para acabar con la inmersión obligatoria en catalán. Tan solo ha diseñado un plan piloto para que la elección de lengua base de enseñanza recaiga no en los padres, sino en los consejos escolares de los centros, dominados por profesores y directores afines o sumisos al nacionalismo. Y para completar su rendición ante la inmersión, ni siquiera ha hecho cumplir a los centros la actual normativa, como en el caso de la matrícula en cuarto de infantil, al haber permitido que muchos centros no hayan facilitado a los padres la elección de lengua ni publicado las medidas pedagógicas necesarias para satisfacer este derecho.
“La Consejería de Educación de Baleares está pilotada por políticos timoratos que no quieren cambiar la legislación lingüística educativa por temor a que sus subordinados, los profesores, utilicen las aulas para hacerles oposición. Si un partido político que se opuso a la actual ley educativa, por blindar la inmersión en catalán y no reconocer el castellano como lengua vehicular, cuando adquiere responsabilidades de gobierno, no cambia esa ley es porque está de acuerdo con ella y ha engañado a sus votantes en la campaña electoral o porque tiene el vicio peor de la política, la cobardía”, dice la portavoz Olga Ballester.
Escuela de Todos, entidad a la que están adheridas las asociaciones baleares PLIS. Educación, por favor y Societat Civil Balear, pide urgentemente al gobierno balear que sea coherente con su antigua oposición a la ley educativa actual, abandone su pusilanimidad y siga los pasos del gobierno valenciano. Aún hay tiempo para aprobar una ley de libertad educativa y, mientras tanto, para cambiar el decreto de mínimos y establecer un equilibrio del 50-50 para las dos lenguas oficiales, dando voz a los padres en la elección de lengua en las materias troncales o principales.
