Por Carlos Serra, miembro de "PLIS, Educación, por favor"
El integrismo lingüístico que defienden los promotores de la huelga
educativa en Baleares ha resucitado el trasnochado e indecente canon de
lengua-raza-nación que, por desgracia, no todas las sociedades herederas de los
lemas de la Ilustración han logrado extinguir aún.
Se trata de sustituir el enfoque universal de la educación por otro de
sesgo local, que construye fronteras artificiales y adultera los programas
educativos hasta el aislamiento intelectual, sin el cual no es posible saciar
ningún proyecto de ingeniería social. Solo desde esta óptica se explica la
sustitución del conocimiento por la consigna, y la enconada negativa a ampliar
posibilidades de promoción social a un alumnado obligado a identificarse con
una sola lengua y con un proyecto identitario perverso, en una suerte de
feudalismo de nuevo cuño donde los caudillos regionales, o comisariado
político, tratan de transfigurar a los estudiantes en servidumbre. Leer artículo completo