La
asociación de profesores PlisEducación alerta de los conatos de
intransigencia habituales en el entorno educativo balear, dirigidos en
esta ocasión contra un menor por parte de un antiguo profesor suyo,
quien no ha dudado en utilizar las llamadas redes sociales para tratar
de amedrentar a su ex-alumno por sus profundas discrepancias con el
ideario político del docente, tal y como ha informado este rotativo.
1 de marzo de 2016
El profesor
en cuestión publicó a través de Twitter comentarios en los que se
hacía referencia a la capacidad intelectual del alumno y a su estado de
salud mental, como consecuencia de unas declaraciones del menor en las
redes, donde se proclamaba español y balear. El profesor llegaba a
diagnosticar públicamente a su alumno trastornos de conducta e
incapacidad para el aprendizaje, expresiones muy ofensivas que muestran a
las claras el nivel de envilecimiento que padece nuestra profesión en
lo que a ética profesional se refiere.
Como
asociación de profesores nos resulta especialmente vergonzante que la
libertad de expresión se confunda con la militancia sectaria en el caso
de este "profesor", cuya valentía le ha llevado a revelar información de
naturaleza confidencial sobre un menor de edad. Ningún profesor tiene
derecho a publicitar información sobre sus alumnos y menos aún con la
intención de difamarles e intimidarles. El agravante es que quien
profiere los ataques está obligado por ley a no revelar ningún aspecto
de la vida de sus estudiantes que pueda poner en peligro su derecho a la
intimidad y a su integridad física y moral.
Sorprende
poco que este comisario político del conservatorio superior de música
de Palma ya tuviera antecedentes por delitos de desorden público y
amenazas de muerte. Lo que cuesta aceptar es que la administración esté
representada por individuos de perfil tan bajo como el del caso que nos
ocupa y que, ante estos casos, la opacidad en los procesos de denuncia
sea un lastre habitual.
PlisEducación
confía en que la Conselleria de Educación abra diligencias contra esta
praxis indecente por parte de quienes se alejan de criterios
profesionales, para utilizar sus cátedras como plataformas de
indoctrinamiento y amenaza y recuerda que, al tratarse de un alumno de
16 años, es la fiscalía la que debería actuar de oficio contra el
funcionario.
Finalmente,
PlisEducación traslada todo su apoyo a la familia del estudiante
vilipendiado, recordando que no todos los profesores se rigen por el
código de conducta batasuno.