PLIS, Societat Civil Balear, Mos Movem, Foro Baleares, Prou! No vaig de vaga, Recupera Balears e Izquierda No Nazionalista sostienen que una sociedad bilingüe ha de tener una educación bilingüe, sin complejos.
Palma, 19 de febrero de 2022
En tercer lugar, una ley educativa tiene que ser respetuosa con la eficacia pedagógica, algo que parecen haber olvidado muchos diputados. Una enseñanza que obligue a estudiar en catalán perjudica a los alumnos castellanohablantes, a los que se priva del instrumento idóneo para aprender, la lengua materna, los margina al tener que aprender en inferioridad de condiciones y sobre todo hunde a los más necesitados: alumnos con dificultades de aprendizaje, de necesidades especiales, de necesidades de apoyo educativo, de alumnos recién incorporados, etc.
En cuarto lugar, una ley educativa debe ser más ambiciosa a la hora de marcar objetivos lingüísticos. No es suficiente con lograr un dominio comunicativo del idioma, pues para eso no es necesario ir a la escuela, el objetivo debe ser lograr un dominio formal y culto de los dos idiomas de Baleares, lo que no es posible si no se utilizan en la escuela desde los 0 a los 18 años como vehículo de materias no lingüísticas como matemáticas, historia, biología, filosofía, etc. El objetivo de la escuela balear no debe ser salvar un idioma, sino garantizar el dominio formal y culto de dos idiomas.
En quinto lugar, las asociaciones civiles recuerdan a los señores diputados que una lengua oficial que no pueda utilizarse en la administración, en el caso de la enseñanza en las escuelas, no es oficial. Insistir en que el castellano no sea lengua de enseñanza, como pretenden nacionalistas e independentistas, es vulnerar un mandato constitucional: el castellano es oficial en toda España, por tanto, es obligatoriamente vehicular en enseñanza.
Por último, los diputados deben liberarse de esos complejos que les llevan a despreciar las modalidades lingüísticas de Baleares, considerándolas variantes coloquiales y no cultas, cuando la realidad es que la mayor parte de los diputados se expresan en el Parlament en mallorquín, menorquín, ibicenco y formenterense y no precisamente para preguntarse qué tal estás o cómo viene el tiempo, sino para tratar en profundidad asuntos complejos que necesitan vocabulario afinado y sofisticado, como asuntos económicos, jurídicos, sociológicos, etc.