por Mariano Fernández Enguita

El profesorado fue, durante un siglo o más, el gran agente de la
modernización. Hubo otros, por supuesto: militares, médicos,
economistas, comerciantes… pero ninguno de estos colectivos llegó a
tanta gente como el profesorado de primaria, los maestros, y después el
de secundaria (sólo los curas, pero su papel era el contrario). El
maestro era, como dijera Ferry,
el sacerdote de la república, es
decir, de la modernidad. Estaba llamado a serlo, primero, porque su
formación era superior y más avanzada que la de la mayoría la población;
segundo, porque, en un contexto general de escaso desarrollo de la
enseñanza y de las profesiones, absorbía a los individuos más inquietos
de las clases populares, para quienes representaba una una vía de
movilidad social y desarrollo intelectual sin competencia. Este papel
modernizador, de avanzada social, está muy bien reflejado en populares
filmes documentales como
Maestras de la República o de ficción como
La lengua de las mariposas.
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